
Aturdido, desconcertado, así he llegado a este lugar en el cual estoy viviendo en el y a la vez me escondo. Cansado de ver las horas rotas sobre el suelo que piso, ahora me siento más fuera de lugar que nunca, noto que aquí ya he acabado una etapa y he de salir para esperar que se vuelva a programar otra.
Autómata central con el piloto verde encendido de nuevo, vuelvo no solo a la rutina, es aburrimiento cansado con un poco de abismo hacia el día siguiente, voy camino a la zanja de la misma manera que la mantequilla sobre una plancha al rojo vivo, deshaciéndome a cada segundo para acabar formando parte de la plancha y quedar adherido para la eternidad a ella.
Vuelven las cosas buenas para destapar la adversidad que rodea a la novedad y al descubrimiento de nuevos horizontes, quedarse en casa y perecer en tu flaqueza, divagar entre los siglos con el resentimiento de no haber escapado antes de este bucle tan cómodo y tan sencillo.
No queda tiempo, el tiempo se lleva las oportunidades y las ganas de volar que te han visto nacer haran de ti un cascarón vacío del cual nació un pollo deforme.
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