miércoles, 23 de febrero de 2011

Pronto volveré.

De entre colinas y nubes salen los colores de mi cortina, la cortina que no tiene ventana. Dentro de mi habita un ser lleno de sonrisas y de caídas sobre enormes camas, he soñado en no despertar de una realidad jamas contada de explorar selvas vivas de personas libres, de canciones como frontera y de silbidos con cobertura universal.
De sonrisas como moneda de cambio, de aviones hechos de imaginación y de conexiones entre aire y tierra. Redes de enredes y paredes de humo donde aparecen y desaparecen los niños sin ataduras, sin reglas y sin severos castigos.
De mares con oxigeno con millones de colores vivos en peces y seres sin casa ni ventanas con rejas, un apretón de manos para servir la comida que brinda la naturaleza y el esfuerzo de un sol libre de negras nubes del progreso, progreso hecho de tuercas y chips de memoria artificial.
Cuando escapo de mi, cuando logro salir de aquí, cuando no necesito combustible fósil ni ropa que diga quien soy ni quien fui, cuando por fin me abraza la soledad y peina mi pelo la libertad, solo puedo oír que mi corazón al fin empieza a sentir.
Echar de menos ya no sirve de nada, querer ser alguien es algo que se lleva la vida y para que necesitas ser reconocido entre tantas fotos, de nada sirve tener todo cuando no quieres tener nada. Somos de carne y hueso, nos duele vivir, me pide sobrevivir este cuerpo limitado en cualquier momento puedo ser lo que me duele, tiempo.
De tierra son las grandes llanuras, las altas montañas, donde nace la vida, florecen las hierbas y crecen las hermosas flores, sumidero de lágrimas de lluvia, lugar de asentamiento, solo necesitan para viajar el viento, inmortal y fiel a su cometido, ser tierra para siempre quiero ser y seré. Pronto volveré.

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