Siempre piensas en ayer, en que harás mañana, viviendo el hoy entre hojas de calendario y fechas borradas. Pasan los años y ni te das cuenta de casi nada, siempre piensas que es ayer.
Vas deprisa y ya las cosas no van a volver a ser lo que eran para ti ayer, el tomate de tarro ahora no es tan espeso como hace años, la tele no tiene nada interesante como cuando solo había un par de canales.
Las mentiras duelen ahora más que ayer, hemos aprendido a ser responsables sin querer serlo, las calles están tan vistas como las revistas del quiosco de la esquina del paseo. Hay miles de caras conocidas y un pueblo que puedes dominar con solo una mano y te sobran dedos.
Ayer eras una pequeña criatura de pocos centímetros de altura que iba sujeta a la mano de su madre como si la vida le fuese en ello, las calles inexploradas y nuevas vistas en cada paseo por ellas.
Había miedo de inocencia, miedo de separarte de tus padres, miedo de apagar la luz de tu habitación, eso fue ayer, ahora quieres que se apaguen todas las luces y que te besen, quieres quemar las calles con gasolina repostada en el Retiro y vas como el diablo dando una y mil vueltas con tu scooter o coche por la Corredera arriba y abajo viendo los autobuses urbanos con sus humaredas subiendo y bajando calles.
Has participado en cada bache y has visto crecer y caer naranjas de cada naranjo, de ver como triunfan unos conocidos o como han muerto unos amigos de fiesta.
Has sido rumor entre las grandes fiestas de botellón en el llano de la feria, por aquella vez que te bajaste los pantalones en la puerta del Castro. Has meado en muchas esquinas de este pueblo y el amarillo llano de la feria te ha visto tambalearte y dar tus primeros besos, como ayer te vio pasear de la mano de tus padres chillando por subir a las atracciones de la feria de San Miguel.
Ahora tienes todo explorado, has perdido el ayer y solo quedan estas viejas y rancias calles con bares a los lados, baches en sus avenidas y farmacias con mejores letreros luminosos que muchos de las pocas discotecas de este laberinto de calles llamado Arcos de la Frontera.
Ayer todo era una oportunidad, mañana tienes otra, en el futuro quizás sean menos. Hoy has perdido otro día bebiendo refrescos con ron, en la puerta de otro bar, o dando vueltas por todo este lugar.
Ayer sonreías con cualquier inocentada, llorabas con un solo hacerte un rasguño, ahora ya te ríes de ebriedad , lloras sin lágrimas, lloras de pena , de soledad.
Espero no haber herido a nadie con mis palabras, que las lleva el viento del norte frío que corre muchas noches por las calles del casco antiguo, donde nunca te aventuraste a perderte sabiendo de cada lugar su historia, quizás me equivoque en todo y hoy solo sea, ayer.
Ni cien soles alumbrando en el día de hoy darán un rayito de luz en las tinieblas del mañana.
domingo, 20 de marzo de 2011
Quizás solo es ayer.
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