
Cada día la vida es más resistente las personas por naturaleza son débiles. La soledad habita en enormes salas vacías donde ha quedado el humo de la vanidad, el cual no deja ver la tristeza que tiene la luz que atraviesa los sucios cristales de las ventanas.
Hemos vuelto a inventar lo mejor del pasado casi olvidando el que solía ser un futuro sideral y tan avanzado que la naturaleza más aun se habría quejado. Somos como felinos que hemos perdido la habilidad de poder ver en la oscuridad, por acomodarnos en la luz atómica.
En este mundo animal hemos ido perdiendo sensibilidad hasta perder la esencia con la que la naturaleza nos brinda al nacer, eso no hace que el mundo este cambiando, sin embargo a nuestras vidas si.
Perdemos la complicada batalla a la incitación del erotismo, un instinto que se enciende en la oscuridad de la soledad y que nos ciega para darnos de bruces con el dolor de ser carne débil y tristes sentimientos olvidados. Queriendo amar cuando todo ha sido un momento de pasión y desenfreno que nos derrota, perdiendo así inocencia añorando seguir en soledad, olvidando principios para mantener la cordura y la locura del parcial eclipse del ingenio y la tristeza, de seguir adelante sin caer hacia detrás. Salvando todo tipos de incomprensible errores y ganando terreno a la vida, sin dar pasos en falso hasta caer en la casilla marcada por este instinto. Donde hay cada día de un grado distinto el amor, florece con menos constancia haciendo de la vida un laberinto con más espinas y menos fruto.
Es más doloroso amar que gozar, nadie quiere padecer el amor, creen que así evitan el dolor, cuando el dolor tiene que estar presente, tanto en el transcurrir como al terminar. Vivir amando o esperar el final de sufrimientos ignorados.
Hemos vuelto a inventar lo mejor del pasado casi olvidando el que solía ser un futuro sideral y tan avanzado que la naturaleza más aun se habría quejado. Somos como felinos que hemos perdido la habilidad de poder ver en la oscuridad, por acomodarnos en la luz atómica.
En este mundo animal hemos ido perdiendo sensibilidad hasta perder la esencia con la que la naturaleza nos brinda al nacer, eso no hace que el mundo este cambiando, sin embargo a nuestras vidas si.
Perdemos la complicada batalla a la incitación del erotismo, un instinto que se enciende en la oscuridad de la soledad y que nos ciega para darnos de bruces con el dolor de ser carne débil y tristes sentimientos olvidados. Queriendo amar cuando todo ha sido un momento de pasión y desenfreno que nos derrota, perdiendo así inocencia añorando seguir en soledad, olvidando principios para mantener la cordura y la locura del parcial eclipse del ingenio y la tristeza, de seguir adelante sin caer hacia detrás. Salvando todo tipos de incomprensible errores y ganando terreno a la vida, sin dar pasos en falso hasta caer en la casilla marcada por este instinto. Donde hay cada día de un grado distinto el amor, florece con menos constancia haciendo de la vida un laberinto con más espinas y menos fruto.Es más doloroso amar que gozar, nadie quiere padecer el amor, creen que así evitan el dolor, cuando el dolor tiene que estar presente, tanto en el transcurrir como al terminar. Vivir amando o esperar el final de sufrimientos ignorados.
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