Las autopistas no llevan a ningún sitio, ellas crearán los sitios.

Me perdí en ningún lugar, me encontré en ninguna parte, ando vagando en la memoria de mis sentidos. Cansa el peso de la existencia, sucumbo al calor de las apariencias. La voz se grita en tierra y se pierde en el horizonte donde las gaviotas vuelan sin cesar y mueren eternamente en el fondo del mar. Perdí el horizonte junto a la inocencia de ser un niño desvalido, arrancado de los brazos de unos padres, como huyendo a la salida donde todos caemos, como gaviotas que nacen en tierra y mueren en el horizonte. Tengo y tendré amigos que valen mucho, que digo mucho, mucho más que todo el dinero del mundo, con momentos tan agradables que el viajar en esta vida hace del palpitar de los latidos sea música en nuestros oídos. La soñé cada noche, la amaré hasta que deje de soñar, soñé que la noche era eterna, los días soleados y el mar podía ser caminado. Cante como un pájaro, sentí el placer de ser un árbol sano a la caricia de la brisa de la primavera. Respiro y suspiro por cada día amanecido, grito en silencio cada noche que las estrellas me han mecido, la recuerdo y no la olvido. Quiero a mi familia, a mis amigos, me quiero y me digo que afortunado soy de tener lo que tengo, de poder sonreír, haber sonreído y sonreír mientras vivo. Que mejor compañía, que mejor momento, cuando un árbol me da su sombra, su apoyo, me entretiene un cielo claro con sus nubes pasar y que el suave viento haga mover las ramas sin cesar. Que calma, que paz, que mundo con tantos caminos y tanta gente sin paz. Seremos más inteligentes, seremos más rápidos, pero nunca dejemos, ni dejaremos de ser lo que somos, seres existentes, en un universo desconcertante, encontremos la paz entre nuestros semejantes, regalemos amor a todo lo llamado ser vivo y disfrutemos de lo que unos pocos afortunados tenemos. Buenas noches y hasta siempre.Rafa Apresa.